martes, 22 de noviembre de 2016

Paraguas

Ayer al recoger a las niñas del comedor nos cayó encima una auténtica tromba de agua. Cuando me aproximaba al cole llovía fuerte, pero no vi necesario ir a por el coche. Qué error, a continuación diluvió. Mientras caminábamos a duras penas, chapoteando (mis pies dentro del zapato), nos caía agua pelo abajo y se mojaban nuestros pantalones, yo solo pensaba "qué mala madre, qué mala madre" al ver en esas circunstancias a mis enanas. Es que creo que dábamos mucha pena. Ellas, sin embargo, no iban tan mal. Supongo que fue una pequeña aventura. Por momentos lo parecía. Victoria incluso saltaba en los charcos, en los charcos más profundos, porque todo era un gran charco. Yo, lo dicho, miraba a mí alrededor esperando miradas de reprobación (alguna madre precavida con coche creo que me miró regu), pero en la calle no había ni Dios caminando, solo nosotras tres. Al llegar a casa, quitarnos todo, secarnos, cambiarnos de ropa (qué gusto la ropa sequita y calentita), comprobar que lo que iba dentro de mochilas y bolsos no se había mojado, etc., me di cuenta de que el paraguas de Peppa Pig que llevaba Victoria estaba roto, tenía un agujerito. Otra vez en mi cabeza "mala madre, la niña con el pelito mojado...". Así que por la tarde fui a comprarle otro paraguas, uno de la patrulla canina. 
Por cierto, Primera reflexión: ¿por qué cuando en un producto (mochila, paraguas, estuche) aparece la patrulla canina normalmente están todos los chicos, perritos, sobre un fondo azul y no esta Sky, la chica? Si en algún producto está la chica, suele estar sola o casi sola y, por supuestísimo, sobre fondo rosa, como toda su vestimenta, etc. Porque claro, en la patrulla canina solo hay una perrita de seis, menos en un par de episodios en la nieve que también está Everest. Supongo que a alguien le iba a explotar la cabeza pensando en una perrita que no fuera vestida de rosa o en tonos pasteles y que fuera la que manejara la excavadora o arreglara, construyera e inventara. 

 Mi sobrina Nora está para comérsela diciendo el nombre de todos los perritos de la patrulla. En los paraguas de mis niñas salen todos o casi todos, pero Sky no. 

Aquí solo las chicas.

Segunda reflexión: ahí está el paraguas de Peppa pig esperando ser tirado, porque no tiene mucho arreglo. Me da mucha pena porque recuerdo perfectamente el GRACIAS tan bonito y espontáneo que me dedicó Lucía cuando se lo compré, o no sé si se lo regalé por su santo. Pero es que todo no se puede guardar. Y eso mismo le explicaba yo a Lucía que lloró lo que no está escrito el domingo cuando reorganizábamos su cuarto por milésima vez y apartaba algunos juguetes para darlos. Ella gritaba desbocada "¡¡¡los vas a vender!!!". Se abrazaba a ellos, les hacía caso casi por primera vez y eran cosas quizá de cuando tenía un año o como mucho dos. Quizá dejó de llorar cuando se dio cuenta de que no iba a regalar ninguno de sus juguetes importantes, "históricos" que dirían mis hermanos. Dios me libre. Todavía le recordamos a mi madre que tiró nuestro belén de toda la vida. El belén que ningún otro belén podrá reemplazar jamás.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Me lo llevo

De vez en cuando Lucía arremete con fuerza con el tema de tener una mascota. Recuerdo hace dos veranos en Cuenca cuando quiso quedarse con un renacuajo y lloraba amargamente cuando lo tuvo que devolver al río. Pues esta semana me pidió que me lanzara debajo de un coche a por un gorrión que había saltado delante de nosotras, gritando "¡¡cógelo, quiero tener una mascota!!". Siempre ha idealizado mucho el asunto, más pequeña explicaba que tendría un gato blanco que no tendría uñas y no haría caca ni pipí. Hombre, si así fuera...

No tenemos mucho espacio, ni mucho tiempo y energías y sí tenemos una Victoria que agobia un poco a los animales, les da abrazos estranguladores y los atiborra a frutos secos o lo que pille. Además al final toda la responsabilidad recaería en los papis y por ahora no nos vemos capaces de asumirlo. Pero en un futuro me encantaría adoptar un gato o un perro, eso sí. 

Igual ese futuro está próximo, si Lucía cumple su promesa (pronunciada el mismo día que lo del gorrión pero por la tarde): "La próxima vez que vea un perro o un gato en la calle, me lo llevo". Después de reflexionar un poco añadió: "Bueno, si no tiene collar". Que mi niña es impetuosa, pero muy legal.


De Jimmy sí pueden disfrutar cada vez que van a casa de los papus.