miércoles, 28 de mayo de 2014

Algunas pequeñas cosas muy grandes III

Comienzo a escribir en lunes, con mucho sueño. Ha sido un fin de semana de muchas emociones: feria, final de champion, elecciones... Mucha calle y poco descanso. Tengo un montón de notas sobre avances, ocurrencias y otras monerías de mis niñas. Ahí van.


Tosía ya pronuncia muy bien su nombre, así que a partir de ahora, y hasta que su hermana la llame de alguna manera graciosa, la llamaré como se llama, Lucía. Como se llama ella y otros cuantos millones de niñas españolas, que es raro ir al parque o a cualquier otro sitio y no encontrarse a una pequeña tocaya. Lucía tiene el pelito muy rizado y le crece ingobernable y a lo afro. Menos mal que ya se le pasó el odio por las felpas que tenía de pequeña, cuando se las quitaba y las lanzaba como un boomerang, y ahora incluso me deja que le coja una mini coleta. Para ir a la guarde no, me contó el otro día que es que los niños se la quitan. Había estado todo el año negándose a llevar coleta y ya por fin me explicó el motivo. Hoy la lleva, a ver qué pasa.

La peque flipa con las botellas de agua vacías, con un paquete de toallitas o de clínex. Papá piofaurio opina que deberían inventar un mordedor que imitara exactamente la forma, textura, etc., de un paquete de clínex, porque es perfecto para que un bebé lo muerda. Cuando le quitamos alguno de esos objetos, su ira no tiene límites, vaya genio se gasta  la gordita. Ayer comprobé que, como Lucía cuando tenía sus edad, es una psicópata de los manteles de papel de los bares, sus manitas son rápidas e implacables arrancándolo a tiritas, arrugándolo e intentando llevárselo a la boca; todo ello con cara de loca.

Lucía no conjuga los verbos irregulares, como es normal. "Yo sepo, yo hazo, yo tieno...". Una frase suya que me encanta es cuando le cuesta dormirse por las noches y dice: "¡yo no tieno fuerzas para dormir!". Un juego de palabras hizo un día, ya hace unas semanas, cuando su padre veía un partido de fútbol del Málaga. Tenía el balón Duda, que falló un gol. Entonces Lucía comentó: "Oh, Duda ha dudado".

Vistoria empieza también a hacer sus pinitos con el lenguaje. Su única frase es "ba, ba, ba, ba", pero la puede decir cabreada, contenta, triste...La importancia está en el matiz. Ha perfeccionado su movimiento de cabeza diciendo que no y sabe que al público le gusta, con lo cual lo hace con todas sus ganas, que parece que se va descoyuntar. Luego sube las manitas y las mueve como bailando flamenco, mientras se las mira, porque es muy muy bonito. Tiene a los papus locos cantándole.

Lucía tiene muchos momentos tiernos y los tengo que contar, porque luego ella va de dura por la vida (bromeo, por supuesto, es solo una niña). Ayer le compré una gorra de Peppa Pig para su primera excursión y me dio un abrazo para decirme:"gracias, mamá". Le pasó igual cuando le regalé su paraguas, sí, de Peppa Pig. Son continuos sus te quiero mucho, pero el otro día fue a más, nos abrazó a la hermana y  a mí mientras nos decía " os quierooo". Una mañana se levantó y se vino a la cama. Yo le estaba dando la teta a Vistoria tumbada, así que se echó al lado para comentar lo bonita que era la hermana y que era nuestra. Sin embargo, de su padre debe pensar que es solo suyo, ya que un día sugirió la posibilidad de buscarle otro padre a la hermanita. Tendremos que hacer un casting.

 La peque en el fular, bajo el paraguas, bajo la lluvia, con una carita de asombro, de felicidad que solo se ve en los niños.

El último detalle no es de una de mis hijas, es de una alumna que tuve ya hace nueve o diez años (qué viejuna soy). Me la encontré de casualidad por Facebook, etiquetada en la foto de otra alumna de otro instituto, porque ambas se gradúan al mismo tiempo en Educación Infantil. Le pregunté si se acordaba de mí y su respuesta me hizo mucha gracia. Primero porque me dijo que yo era la mejor maestra de Lengua que había tenido y yo le di clase en 1º y 2º de ESO, muy novata y en unos grupos de locura. Ella era de esas alumnas que se convierten en un oasis con su carita de buena mirándome con pena y comprensión y sus deberes siempre hechos. Casi todos los demás estaban como cabras. Lo segundo que me hizo sonreír es que destacó que era la profe que cogía la tiza distinta a los demás y que escribía en la pizarra todo en mayúsculas. Esto último ha sido así hasta hace unos añillos que me esforcé por escribir también en minúscula. Espero acordarme el curso que viene cuando vuelva.


Ya es miércoles y sigo con sueño. Os dejo una de las nanas que le suelo cantar a Vistoria, aunque yo lo hago con más marcha y le cambio la letra a las estrofas, porque no me la sé muy bien.













miércoles, 21 de mayo de 2014

La primita Inma

 Imagen: La primita Inma y tita Chiqui. By la primita Inma. Abril 2014. 
Lástima tener la memoria de Dori, la de Buscando a Nemo, y no poder recordar todas las ocurrencias graciosas que la primita Inma ha tenido desde que comenzó a hablar. Lástima también no poder infiltrarme en su clase de tercero de infantil y presenciar sus intervenciones en la asamblea, cuando mire a la seño y a sus compañeros con sus grandes ojos de color increíble y suelte algún pensamiento filosófico que ni el mismo Aristóteles en sus buenos tiempos. Deben flipar con ella. Un ejemplo: un día que se quedó con los papus y de pronto se puso triste porque echaba de menos a su madre. La babu le consoló diciéndole que era solo un ratito, que pronto llegaría y pasaría todo el tiempo del mundo con ella. Entonces ella contestó algo así como que ese tiempo que estaba viviendo ahora ya se habría perdido, ya habría pasado y no estaba con su madre. ¿Cómo se os queda el cuerpo?
Aparte de sus razonamientos filosóficos, desde que nació, la primita Inma es una niña muy dulce y cariñosa. Hubo una época cuando era muy enana, que estaba todo el día dando besos; a personas, animales, plantas y cosas. La recuerdo hecha una bolita, tirarse de pronto al suelo en el porche de casa de los papus para darle un beso a una hormiga. O un día en que le dejé registrar mi monedero y le dio un beso a mi DNI.
A veces bromeamos comentando que es de otro siglo, del s.XIX, que se ha escapado de una novela de Jane Austen o de las hermanas Bronte. La noche que esperábamos a que llegara al mundo otra pequeña de nuestro super club de niñas, Ariadna,  Inmita asomada a los ventanales del hospital hizo un comentario sobre la hermosa noche estrellada que dejó muertos a los que la escucharon. Además adora escribir cartas (en eso igual se parece a mí, ejem ejem). Las escribe desde antes de aprender a escribir. De estas a mí me escribió varias: " Querida tita Chiqui (ella me llama así): tenemos que ir con tus amigas al refugio del burrito...". A la que inunda a cartas, a cartas de amor, es a la babu. Miles de "te quiero", dibujos de las dos, corazones y mensajes que derriten... Babu dice que podría forrar su casa con tanta carta.También le encantan las tablets, que muy del s.XIX no es.
Para Tosía la primita Inma es lo más.  Dice que va a cumplir cinco años para ir al mismo cole que ella. La sigue y la imita cuando están juntas y repite sus muletillas. Lleva varios días diciendo por todo "joeee" con el mismo tono y todo que ella. No siempre su relación ha sido idílica, pero ahora se llevan muy bien, se reciben con un abrazo y se pasan jugando todo el día. Cuando Tosía nació es que era muy aburrida, no hacía nada. Y, cuando creció, se convirtió en un incordio absoluto. Así a veces Inma me preguntaba si no podía ir a casa de los papus yo sola y yo bromeaba con que nos íbamos a mudar a vivir allí, para ver su cara de "no, no puede ser". Como he dicho antes, la relación ha mejorado mucho. Según Inmita porque han aprendido técnicas para llevarse bien. Sí, técnicas.
El vocabulario de la primita Inma siempre ha sido espectacular. Y sus juegos de palabras muy divertidos. El microondas si se dirigía a una segunda persona era "tu-croondas". Mi preferido es cuando le preguntó a mi madre por quién era el señor que había en un póster en mi cuarto (mi cuarto de toda la vida). Mi madre le dijo que era Antonio Machado (sí qué pasa, con un poema debajo) y ella volvió a preguntar: "¿machado de menos?" Qué bonita. El otro día, sin embargo, le faltaron palabras para describirme a su futura hermana. "Es como un plátano tumbado" y se tiró al suelo  en posición fetal para hacerlo más gráfico.
 A veces sus super ojos se ponen tristes y siempre acaba confesando qué le pasa, lo que es muy bueno, Inmita dice todo lo que piensa o siente; por ejemplo, una tarde que le dijo a la babu que estaba triste poque a ella le caía mejor Tosía. A veces se vuelve loca como una cabra y ríe, salta, juega sin parar. En las comidas familiares, de vez en cuando le da la risa como si se hubiera tomado unos tintitos como el papu. A veces saca su genio, no creáis que es una rosa de pitiminí. Un día en el parque  Tosía, al caer del tobogán, quedó atrapada como en un sándwich por dos niños. Entonces Inmita se fue para ellas gritando: ¡¡¡Eyyy, tíosss!!! Y la frenó su mamá, que si no...
Tenemos mucha suerte de tener a la primita Inma en nuestras vidas.




jueves, 15 de mayo de 2014

La teta



Dar de mamar a la peque tumbada en la cama, pegadita a ella, me da dolor de espaldas y me da calorcito, paz, amor a raudales. Le cojo la manita, abro los ojos, me suelta la teta, me mira fijamente y comienza a tocarme la cara, a darme golpecitos. De pronto hace un movimiento de búsqueda exagerado y vuelve a lo suyo con más ahinco. Hay mucha intimidad, mucha ternura, casi no se puede explicar con palabras.
La verdad es que soy una convencida y una enamorada de la teta. Aunque las verdaderas enamoradas desde que nacieron han sido mis niñas. Aún recuerdo con las ganas que Tosia comenzó a comer nada más nacer, lo que me asombró mucho (no tanto como sus ojos tan abiertos la primera vez que nos vimos cara a cara). Ellas siempre han querido la teta y siempre la han tenido: por hambre, por sed, por sueño, por consuelo, etc., a demanda es eso. Hablo en pasado, pero así continuó con la peque. Supongo que a veces hasta me he pasado, pero es que no lo sé hacer de otra manera.
 Con las dos tuve dificultades al comienzo. Son durillos los comienzos de la lactancia y de la crianza en general. Lo que se conoce como puerperio. Esto se debería explicar muy bien a las futuras mamis, para que no se sientan mal si se agobian mucho o se ponen tristes y, sobre todo, a las parejas y gente más cercana, se necesita ayuda y comprensión. Una está vulnerable por entero, incluidos los pezones; las boquitas minis y la poca experiencia del bebé hacen el resto. A mi me ha merecido mucho la pena seguir adelante, muchísimo. Sé que mis grietas o mis mastitis no han sido problemas tan graves como los de otras mujeres, pero en mis dos lactancias he buscado ayuda o he ido al médico, y me he.informado lo mejor que he podido. Una muchacha de la asociación Criar con apego me ayudó en ambas ocasiones.  En la primera ocasión fue nuestro pediatra el que me aconsejó acudir a ellas. Este hecho, después de leer las cosas que les dicen a otras mujeres algunos profesionales de la salud, me vuelve a convencer de que tenemos suerte con el nuestro y con las matronas que he conocido. Tosía no había cogido mucho peso. El pèdiatra y la asesora me explicaron que la bebé debía vaciar bien un pecho antes de pasarlo al otro, porque así tomaría la leche más cargada de grasa. Nada de diez munutos en un pecho y cambio, eso no funciona. Si alguna vez un pecho se me quedaba demasiado lleno, me lo vaciaba un poco manualmente, para prevenir otros males. A los cinco días de tener a Vistoria me dio una mastitis, pecho rojo y duro, escalofríos. El médico de cabecera me mandó antibióticos, pero yo sabía que debía curar las grietas, que aparecen por mal posicionamiento o mal agarre. Llame a la asesora de lactancia y me dijo que tenía que verme la teta. Así que un sábado por la mañana quedé con ella en su casa. Me aconsejo mucho Purelan, cambio de postura (que me enseñó allí mismo), no ponerme discos absorbentes sino unas copas recolectoras de leche y unos parches de hidrogel. Tener los pechos al aire es  muy eficaz también, ya que la idea es que la herida no esté siempre húmeda, y más barato. Mientras se curaba la grieta yo decidí también usar pezoneras, porque al cogerse la bebé veía las estrellas.  Tomé también probióticos, tras leer que pueden ser beneficiosos. Todo esto me sirvió. Mis tetas que son muy raras, según mi amiga Laura, que ha dado el pecho sin ningún accesorio.Mención especial en esto de los accesorios para mi cojín de lactancia. ¡¡I love you, cojín!!
Despues de las dificultades, disfruté y disfruto de una lactancia genial.Hay muchos momentos graciosos y un millón de.miradas de amor absoluto.  Lo que no quiere decir que todo sea perfecto. Desesperan algunas cosas, por ejemplo, las tomas eternas, sobre todo porque da mucha sed y te quedas sin energía. Con Tosía volví a verme completas las series Friends y Sexo en Nueva York. Con Vistoria me pasé al ordenador y, entre otras cosas, voy escribiendo este blog.
Como a mi nadie me convenció para dar el pecho ni para continuar, siempre lo he tenido bastante claro, yo intentaría no convencer a nadie que no quisiese coger esta opción. Pero me ofrezco a ayudar y animar a quien sí la elija, aunque sea contándole mi experiencia. Porque dar la teta me está regalando momentos inigualables y mis hijas se crian, se están criando, una más espigadita siempre, otra con ocho kilos redonditos de lactancia exclusiva, estupendamente.
Ayer leía en Facebook este artículo donde pienso que se explican todos los intríngulis de la lactancia de manera muy clara. Es algo muy natural, pero no está de más estar muy bien informada para respondernos las dudas y responder a todo aquel que te dé consejos sin ningún fundamento, que hablar es gratis. Para ello también es muy bueno el libro de Carlos González, Un regalo para toda la vida.
 Un regalo para las tres: mamá, Tosía y Vistoria. Y para papá piofaurio, que no ha tenido que levantarse de madrugada a preparar ningún biberón...

Posdata: una asignatura pendiente es hacerme alguna fotillo chula dando el pecho. Esta está bien, me la hizo un compañero del instituto un día que les visité con Tosía bebé, pero solo se intuye...

lunes, 5 de mayo de 2014

La peque a escena

La primera actuación de Tosía fue en la fiesta de fin de curso de la guarde, ella tenía un año y cuatro meses. Las seños nos indicaron que los niños y niñas debían vestir camiseta rosa o celeste y falda o pantalón vaquero. Fuimos a verla papá y mamá piofaurio, por supuesto, la primita Inma, papu y babu. Al llegar a la guarde, las seños se llevaban a los artistas para adentro, a los camerinos, y los familiares pasábamos a un patio abarrotadísimo con un escenario protegido con unas vallas metálicas de esas que ponen en las procesiones, que allí estábamos las fans más locas que pueden existir. Las seños explicaron que nos aproximaríamos por turnos y a nosotros nos tocaba en primer lugar, así que mi  madre y yo nos pegamos allí a las vallas, en primera fila. Salieron Tosía y sus compañeros que, como podéis imaginar, estaban para comérselos. Las seños los fueron colocando sentaditos y repartieron peluches del buho Túo (o algo así), que era la canción que iban a cantar y bailar. Tosía estaba seriecilla (ella siempre lo es en un principio), pero tranquila. Mi madre y yo empezamos a llamarla y a saludar para que nos viera (gran error). Al divisarnos, primero sonrió y a continuación comenzó a llorar amargamente. Nosotras le gritábamos "no, no llores", las seños le enseñaban el buhíto de peluche, pero nada, toda la canción llorando de principio a fin. Un rato después mi madre se lamentaba, porque según ella Tosía era la estrella del espectáculo, ya que la sentaron delante y en el centro. Puede ser, el amor de abuela debe tener algo de razón.
Vistoria ha sido más precoz y eso que aún no va a la guarde. De hecho, ha sido requeteadelantada y su primera actuación ha sido en un instituto. En mi instituto. Mi compañera Rosa me avisó de que nuestro compañero Juan había organizado un recital de poesía sobre la Generación del 27 con alumnos de 1º ESO y 2º ESO y que merecía la pena verlo. Así que le pedí que me enviara el horario y calculé que para la última sesión me daba tiempo a llegar. Casi no lo consigo, pero no me rendí ante el ascensor roto y bajé el carrito por la escalera con la gordi en el fular (quería llevarme el carrito, que es que el fular me da mucha calor). Luego todo y todas al coche y marchando. Muy feliz, como siempre que voy, de ver a mis compañeros y a algunos alumnos. Sintiéndo que vengo de un planeta lejano, el planeta "mamá a tiempo completo", a visitar mi antiguo habitat. La gordita triunfando con su sonrisa y sin extrañar a casi nadie. 
Antes de entrar al salón de actos a ver el espectáculo en cuestión, la cogió en brazos una niña de estas que adoran a los bebés y la peque encantada. No la tenía todas conmigo, no sabía si aguantaría toda la hora, estaba preparada para salir si en cualquier momento se ponía a llorar. Estuvo un buen rato la peque hipnotizada con el espectáculo. No era para menos. Imágenes, música, y el tremendo trabajo de unos adolescentes poniendo voz a los poemas de la genial generación de poetas del 27. Algunos me pusieron los pelos de punta. Precioso. Pero al ratito, supongo que al comprobar que aquello no era Baby Einstein, Vistoria comenzó a ponerse nerviosilla, a hacer ruiditos, a quejarse. Cada vez que lo hacía, casi todos los niños y niñas se volvían a mirarla y también murmuraban. Así que Juan, el maestro de ceremonias, que ya es abuelo, la cogió en brazos y se la llevó a pasear por la sala. Después la dejó un ratito con la muchachita que ya la cogió a la entrada y sus amigas. Vistoria no se escuchaba, le gustó el cambio de aires. De pronto se me acercó mi compañero y me preguntó: "¿ A ti te importa que tu niña actúe?" Yo titubeé, porque estaba segura de que rompería a llorar en breve. Él me interrumpió: "No te importa, ¿no?". No me importaba. Los siguientes poemas eran unas nanas de Rafael Alberti. En el escenario una chica rubita se sentó en una mecedora y un chaval se arrodilló a sus pies. Juan recorrió el pasillo centras del salón de actos, se subió al escenario y depositó a Vistoria encima de la chica, que según me dijo él se puso super nerviosa. Normal. Mientras recitaba la poesía, la peque no dejaba de intentar  tocarle con su manita la cara y el pelo. Luego le tocó el turno al chico que cantó con melodía flamenca su nana. Precioso. Yo emocionada, fue muy entrañable. El espectáculo ganó mucho con la gordita, ya que el bebé de las otras sesiones fue un simple nenuco. Para terminar nuestra experiencia en el mundo del espectáculo, Juan hizo que recibiera también un aplauso como el resto de los alumnos y alumnas que habían actuado. Y toda la sala le dio una gran ovación.
Tanto ser mamá como trabajar en lo que yo trabajo es apasionante, pueden pasar cosas como estas, que no te esperas y que te alegran el día.




Nana de la cabra

La cabra te va a traer
un cabritillo de nieve
para que juegues con él.
Si te chupas el dedito,
no te traerá la cabra
su cabritillo.




Nana de Capirucho


Si te llaman Capirucho,
tú a nadie le digas nada,
porque el capirucho puede
estar lleno de avellanas,

de ajonjolí, de grageas
y de lo que el niño sabe...
Si te llaman Capirucho,
no se lo digas a nadie.


                                          Rafael Alberti. 

Posdata: Ayer volvimos al instituto, esta vez a visitar la feria del libro, y nos encontramos con la niña que cogió a Vistoria en su regazo, ella fue la que se acercó y nos lo dijo. Confirmado: estuvo todo el tiempo tirándole de un mechón de pelo.